Nadie lo vio venir: el telescopio James Webb descubre 44 estrellas individuales y una nueva galaxia distante
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Descubrir galaxias distantes siempre fue un desafío colosal para la astronomía debido a la tenue luz y a obstáculos como el polvo cósmico. Con el telescopio James Webb, diseñado para captar luz infrarroja, los astrónomos logran superar estas limitaciones y ver objetos cuya luz fue desplazada hacia longitudes de onda más largas.
Este telescopio cuenta con una sensibilidad única que le permite detectar detalles antes imposibles de captar. En este caso, el James Webb utilizó una lente gravitacional para amplificar la luz de una galaxia lejana y lograr la identificación de estrellas individuales, algo que marca un antes y un después en el estudio del universo temprano.
Para entender: ¿Qué es una lente gravitacional?
Una lente gravitacional ocurre cuando un objeto masivo, como un cúmulo de galaxias, curva el espacio-tiempo, desviando y magnificando la luz que pasa a través de él. Este fenómeno permite observar galaxias que, de otro modo, estarían demasiado lejos o serían demasiado débiles para ser detectadas con claridad.
El llamado «Arco del Dragón» es un ejemplo destacado de este efecto. Se trata de una estructura de luz formada por una galaxia cuya imagen fue distorsionada y ampliada por un cúmulo de galaxias intermedias.
Esta magnífica deformación permitió a los científicos analizar detalles de la galaxia, incluyendo 44 estrellas individuales, algo sin precedentes.
¿Cómo hizo el James Webb para encontrar 44 estrellas individuales?
Identificar estrellas individuales en una galaxia a 11.000 millones de años luz es un avance extraordinario. Normalmente, las galaxias tan distantes se perciben como manchas borrosas, sin detalles distinguibles.
Sin embargo, gracias al James Webb y la lente gravitacional, los astrónomos pudieron diferenciar estrellas con claridad, lo que abre una nueva ventana al estudio del universo primitivo.
Entre las características analizadas están el brillo, la temperatura y la composición de estas estrellas. Estos datos son fundamentales para comprender cómo se formaban las estrellas en las primeras galaxias y qué papel desempeñaron en la evolución galáctica.
Además, este descubrimiento ofrece una base para futuros estudios que podrían aclarar cómo se formaron las primeras estructuras tras el Big Bang.
¿Cómo se llama la nueva galaxia distante que descubrió el James Webb?
El cúmulo de galaxias Abell 370, situado a 6.000 millones de años luz en la constelación de Cetus, fue esencial para este descubrimiento. Este cúmulo actuó como una lente gravitacional, magnificando la luz de la galaxia lejana ubicada detrás de él.
Gracias a este efecto, los astrónomos pudieron observar detalles antes inalcanzables y estudiar estrellas individuales en una galaxia del universo temprano.
Abell 370 no solo amplifica la luz, sino que también actúa como una «herramienta cósmica» que mejora las capacidades del telescopio James Webb. Esta combinación permite obtener información directa sobre las primeras etapas de la formación estelar y la evolución de las galaxias.
¿Por qué es tan importante este descubrimiento para la astronomía?
El descubrimiento de 44 estrellas individuales en una galaxia tan distante es un avance clave para la comprensión del universo temprano. Las galaxias primitivas contienen pistas cruciales sobre los primeros capítulos de la formación estelar y la evolución cósmica.
Al analizar estrellas individuales, los científicos pueden obtener información sobre su composición química, edad y temperatura, construyendo una imagen más clara de cómo se formaron las primeras estructuras en el universo.
Este logro también destaca la importancia de la tecnología y la colaboración global. Los datos obtenidos por el James Webb fueron analizados por equipos de todo el mundo, quienes desarrollaron modelos detallados para interpretar las observaciones. Sin este esfuerzo colectivo, no habría sido posible identificar las estrellas ni caracterizar su composición.
Además, el James Webb continúa demostrando su potencial como herramienta revolucionaria. Diseñado para explorar el universo temprano, su sensibilidad y capacidad para captar luz infrarroja lo convierten en una pieza clave para responder preguntas fundamentales sobre el origen y la evolución del cosmos.